Sin focos, sin la música preferida y sin la última consumición. La desescalada avanza cada vez más y la mayoría de sectores comienzan a ponerse manos a la obra tras el parón del confinamiento, pero no todos ven el futuro de color de rosa. Los establecimientos de ocio nocturno observan impotentes como no pueden levantar la persiana, mientras los gastos siguen entrando por esa puerta que mantiene el cartel de cerrado. Aseguran que con las medidas de seguridad oportunas podrían ponerse en funcionamiento, ya que esta situación es sinónimo de pérdidas económicas y de proliferación de botellones, los cuales “son menos seguros que la actividad en un local”.

El anuncio público de que los establecimientos de ocio nocturno no podrán abrir en la fase 3 ha caído como un jarro de agua fría entre el colectivo hostelero. Motivo por el cual, uno de los socios del bar Ágora de la capital palentina, Fernando Laso, asegura a la Agencia Ical que hay “gran preocupación por la incertidumbre respecto a la apertura”, sin olvidar la existencia de miedo, ya que “no saben el momento en el que podrán volver a trabajar y generar ingresos”. Y es que, los gastos durante esta etapa, aunque se hayan reducido, han seguido llegando, quien añade que las ayudas aportadas por el Gobierno “son una mera tirita para una gran herida que ha provocado el COVID-19”.
Aun así, afirma que acogen con “gran ilusión” el permiso para que sus compañeros pudieran montar y abrir sus terrazas, con gran respuesta ciudadana, pero recalca de nuevo que el miedo sigue presente en la hipotética apertura, dado que “no saben si la ciudadanía tendrá la misma respuesta en el interior del establecimiento que a una terraza”. Una terraza que ha sido denegada, en su caso, por el Ayuntamiento, debido a que su local se encuentra en una calle semipeatonal con acceso a cocheras.
La situación empeora por momentos, quien detalla que, hasta antes de la alerta sanitaria, el ocio nocturno de Palencia “estaba de capa caída”, por lo que el panorama actual pueda provocar que llege a “desaparecer”. Pese a todo esto, cree que se debería abrir con motivo del movimiento que produce en la economía a diferentes niveles, pero siempre cumpliendo las medidas sanitarias, puntualiza. No obstante, desde el colectivo saben de sobra que “es más complicado controlar al cliente en este ámbito que en una cafetería, cines u otro tipo de ocio”.
Seguridad y alternativas
Uno de los socios del bar Ágora subraya que la mejora a su disposición es tratar de crear un “entorno seguro porque este virus lo contagian las personas y no una discoteca o un pub”. De esa forma, se debería “mantener siempre la máxima seguridad de higiene en los locales”, a partir de controles de temperatura, un estricto control de aforo y aportar mascarillas y guantes a los trabajadores, así como geles hidroalcohólicos en la entrada del establecimiento.
No es lo único, ya que insta al “civismo y la conciencia” de la gente ante la situación actual. En ese sentido, apunta que garantizar la seguridad al 100 por 100 “no es posible en ningún tipo de ámbito, dada la forma y complejidad del coronavirus”, pero se incrementará la limpieza e higiene del local, además de implementar el uso de trípticos informativos, formación específica de los empleados o la obtención de un distintivo seguro que esté visible a la entrada del local.
En la misma línea se posiciona el propietario del disco bar Willy, Dany Fernández, quien afirma a Ical que deben acabarse esta especie de vacaciones que se originaron con la implantación del estado de alarma y abrir los establecimientos. Igual que sus compañeros del Ágora, el local de Fernández no tiene posibilidad de instalar terraza, pero asegura que, a diferencia del contacto físico en los veladores, en el interior del establecimiento “pueden asegurar un espacio limpio, a través del extractor y aire acondicionado”.
Para el buen funcionamiento, los empleados estarán revisando “como siempre” el comportamiento, además de la colocación de más sillas y mesas en los bancos del interior del bar para aumentar el espacio entre los clientes. Respecto a las pipas de agua, una de las ofertas del Willy, aclara que, de modo individual, se usarán con boquillas de plástico para cada persona. No obstante, recalca, de igual manera, que la extracción del establecimiento garantiza la salida del humo.
Consecuencias directas
El hostelero palentino subraya que quieren abrir para ayudar a los dueños de los locales que “no han cobrado el alquiler”. “No todos los dueños son millonarios, al ser gente normal, y necesitan poder recibir sus ingresos”, a lo que se suma la revisión de muchos de los contratos establecidos. Todas las personas implicadas saben que vienen “meses muy difíciles”, a partir de un verano perdido, sin unos San Antolines “normales” y una navidad que “no va a solucionar nada”, comenta.

Las consecuencias son diversas en muchos ámbitos, pero en mayor medida en el segmento económico, con camareros y distribuidores afectados. Por otro lado, en el panorama social, Fernández alerta sobre la vuelta del botellón, donde “no se controla nada, no hay baños y se ensucian los espacios”, sin olvidar que “las drogas y el menudeo campa a sus anchas”.
De nuevo, Fernando Laso, que iba a inaugurar un nuevo establecimiento, pero la crisis del COVID-19 ha obligado a paralizar su apertura, secunda las afirmaciones de Dany Fernández, quien explica que los botellones “son menos seguros que la actividad en un local”. Además, traslada que hay “gran cantidad de eventos musicales los fines de semana y con esta situación se han tenido que paralizar”, por lo que los músicos también “han dejado de generar ingresos”.
Del punto vista cultural al social, pese a que las redes sociales hayan acercado a la ciudadanía, “no hay nada como disfrutar de una caña o una copa con la gente”. “Son muchos los que conocieron a sus parejas, amigos, cerraron negocios, celebraron eventos e incluso se evadieron de los malos momentos durante la noche”, precisa, al ser el lugar donde se “celebran las victorias y éxitos”.
Por ello, Laso adelanta que el daño económico “no solo será durante el estado de alarma, sino que, a corto o medio plazo, también costará conseguir pagar todas las facturas que un negocio como este conlleva”. Razón por la que se necesita “más apoyo”, tanto por parte del Gobierno del Ayuntamiento, aseveró.