‘¿Aprendemos a salvar vidas?’ Con este sugerente título dos hermanas, Laura y María Sáez Lorenzo, materializaron a finales 2018 en un cuento de forma didáctica y lúdica el aprendizaje de primeros auxilios en los colegios entre alumnos de tres y doce años de los niveles de Infantil y Primaria. Una guardia de Laura en el centro salud de Villalón de Campos (Valladolid), donde ejerce como enfermera de Atención Primaria, fue el germen de este proyecto avalado y apoyado por las consejerías de Educación y Sanidad.
“Nos llamaron de Emergencias 112 porque una niña de siete meses se estaba ahogando en un pueblo cercano a Villalón y, al llegar, vimos a una persona muy tranquila y sonriendo en la puerta que debía ser el abuelo. La niña se encontraba estable ya que una tía sabía primeros auxilios y todo quedó en un susto”, resume Laura, que se lo contó a su hermana María, farmacéutica e inspectora de Sanidad en la comarca de Vitigudino (Salamanca) y en esa época también profesora asociada de Salud Pública en la Facultad de Medicina de Salamanca.
“Su hijo y mi sobrino, Martín, protagonista del cuento, contaba también con siete meses de edad y la situación nos sensibilizó más si cabe”, indica la enfermera, que junto a su hermana decidió investigar con una encuesta aleatoria que realizaron a 500 personas a través de un cuestionario público en ‘google’. “El resultado fue nefasto y dejaba claro que el desconocimiento sobre primeros auxilios es enorme a todas las edades”, sostiene.
Luego comprobaron que la Asociación Americana del Corazón recomendaba en los colegios contar con planes de reanimación cardio pulmonar (RCP), que tuvo un resultado efectivo, y que la Organización Mundial de la Salud (OMS) había lanzado una campaña denominada ‘Los niños pueden salvar vidas’ donde recomendaba enseñar está práctica sanitaria a los menores de doce años.

Avalado por expertos
“Entonces, en el verano de 2016 nos decantamos por escribir el cuento de la forma más sencilla posible basándonos en primeros auxilios para esa franja de edad, con un trabajo que nos llevó unos seis meses. José Ángel Alonso, alcalde de Villalón, confió en nosotras y nos puso en contacto con el consejero de Educación, Fernando Rey, al que tras leerlo le encantó el proyecto. Luego nos reunimos con el equipo de la Dirección General de Innovación y Equidad Educativa que nos dio su aval y poco después lo hizo también la Consejería de Sanidad”, explica.
Laura Sáez añade que hablaron además con la Fundación Española del Corazón, que incluye la Sociedad Española de Cardiología, quien apoyó también el cuento y lo publicó en su blog creando un acceso directo para que se pueda descargar en internet. Igualmente, el Instituto Carlos III y una revista sobre Enfermería en Castilla y León han ayudado en la difusión del proyecto, que ya cuenta con algunas charlas impartidas por sus autoras en función de su disponibilidad laboral, de momento en colegios de Villalón y Zaratán, en Valladolid.
“Los niños son esponjas y se quedan con todo lo que les explicas y leen en el cuento. Cuanta más gente lo conozca, mucho mejor. Hace muy poco lo presentamos en la Facultad de Educación de la Universidad de Valladolid dada la importancia de acercar la publicación al profesorado, y gustó mucho. La experiencia al escribirlo ha sido muy buena en lo personal y en lo profesional”. El cuento se puede descargar de forma gratuita en la dirección http://www.educa.jcyl.es/crol/es/recursos-educativos/aprendemos-salvar-vidas que figura en un enlace del portal de educación de la Junta.
Ilustraciones y juegos
Uno de los pasajes de la publicación escolar -que cuenta con varias ilustraciones, juegos, una sopa de letras o un pequeño test de preguntas sobre lo leído por los estudiantes- da buena muestra del fácil aprendizaje que pueden experimentar los lectores. El hilo conductor se centra en un grupo de animales que está jugado en un parque y uno de ellos se cae y se hiere. “¿Dónde estará Paco el pato? Se preguntó el ratón Martín. De repente, el pato va corriendo detrás de la fuente y justo antes de llegar a tocar la pared para salvarse … ¡ZAS! … se cayó y empezó a sangrar muchísimo por una herida que se hizo en la patita”, recoge el relato.
El diálogo de los animales prosigue y señala que todos se asustaron mucho, no sabían qué hacer y sólo Martín controló la situación. “¡Tranquilos amigos!”, dijo Martín, “yo sé cómo debemos actuar y lo primero que tenemos que hacer es gritar pidiendo ayuda para no dejar sólo a Paco y llamar al teléfono de emergencias 1-1-2 para avisar a los sanitarios. Uno muy simpático hará preguntas y explicará qué tenemos que hacer hasta que lleguen los sanitarios. No tenemos que colgar hasta que nos lo indiquen y si se corta la llamada no usaremos ese teléfono por si se ponen de nuevo en contacto con nosotros”.
El mensaje del cuento prosigue con claridad y alude a la necesidad de mantener la calma y estar en un lugar seguro e identificable, y aportar el mayor número de datos al 1-1-2 para no ocasionar una emergencia mayor. La parte práctica -con figuras dibujadas y un texto de lectura fácil- muestra cuándo una persona está inconsciente y cómo se debe comprobar si respira y, de ser así, en qué posición hay que colocarla para evitar que se pueda atragantar hasta que lleguen la asistencia sanitaria.
Además, en el cuento se dan nociones a los menores para actuar con la técnica de reanimación cuando se produce un parada cardio-respiratoria y el corazón y los pulmones han dejado de funcionar. Para que llegue sangre otra vez a ellos se indica con sencillos dibujos cómo aplicar un número determinado de compresiones dependiendo de si son para niños o adultos con las manos entrezaladas sobre el pecho, junto a las ventilaciones de aire en los labios de la persona afectada.
Finalmente, se enseña a realizar la denominada maniobra de ‘Heimlich’ cuando una persona se atraganta, por ejemplo con un alimento, y se está ahogando. Primero se la recomienda que tosa y si no puede se procede a dar cinco golpes en la espalda de la víctima con el talón de la mano. Después, hay que colocarse detrás de ella y abrazarla y con las manos realizar compresiones abdominales por encima del ombligo, repitiendo hasta que expulse el alimento osbtruido. “Ahora lo que tenéis que hacer es contar lo que sabéis a otros amigos, a vuestros papás y mamás, a los abuelos, tíos, vecinos… cuanta más gente lo sepa ¡más vidas podremos salvar!”, concluyen Laura y María, dos hermanas felices de poder contribuir a la enseñanza de primeros auxilios a edad temprana.